NICOLAS KASANZEW, CORRESPONSAL DE GUERRA EN MALVINAS

“LOS MILITARES DEL PROCESO INTENTARON TAPAR LAS MISERIAS DE LA GUERRA, Y LOS SUCESIVOS GOBIERNOS CIVILES, SUS GRANDEZAS”

PERIODISTA:-A que se debe su presencia en Necochea?
KASANZEW:- Me han invitado a dar una charla sobre mi experiencia en Malvinas, como único periodista de la TV que cubrió el conflicto. Gran parte de lo que diré y mostraré es absolutamente desconocido por el gran público.
P:- ¿Pudo volver ejercer el periodismo en el país después haber sido corresponsal de guerra en Malvinas?
N.K.:- Con altibajos, porque con altibajos fui perseguido a lo largo de estos 29 años; me han perseguido desde los militares del Proceso hasta los kirchneristas de hoy, pasando por
los secretarios de Cultura de Alfonsín Carlos Gorostiza y Marcos Aguinis.
P:- Que tuvo que ver Ud. con el régimen del Proceso?
N.K.:- Absolutamente nada. He sido crítico del Proceso durante el mismo Proceso. Ahora es muy fácil hablar, pero ya en el año 1979 en la revista Brigitte dejé muy clara mi opinión: si bien no sabía exactamente qué estaba pasando, yo dije que respetaba sólo a aquel militar que pelea con armas en la mano contra otro militar con armas en la mano. No al que masacra a gente indefensa.
P:- Pero se lo acusa de dar noticias positivas acerca de la guerra...
N.K.:- Ni en Malvinas, ni antes, jamás fui parte de ningún aparato propagandístico del Proceso. Mi misión era estar bajo las bombas, no tuve nada que ver con la batalla político-mediática. El triunfalismo que salía del aparato del estado era creado desde el continente, no desde donde yo estaba, en las trincheras de las islas. Y eso lo puedo probar. Por ejemplo yo mandaba mis crónicas escritas a la revista Siete Días por télex, y no recibí nunca una revista; cuando volví me enteré de qué habían alterado mis textos. Pero conservo los télex que yo mandaba, e incluso mis originales manuscritos, y puedo probar no escribí ni una de esas frases triunfalistas que agregaron a mis envíos.
P:- ¿Por qué cree que después de tantos años aparecieron personas como Gabriela Cerruti que le quisieron negar la condición de ex-combatiente?
N.K.:- Además de inmoral, lo de Gabriela Cerruti fue una aberración jurídica, porque esa condición me había sido otorgada por el Congreso Nacional, es decir que no tenía ninguna razón para hacer eso. Simplemente le pareció, en el marco de la campaña electoral, que podía tener algún rédito político atacándome.
P:- ¿Qué sintió?
N.K.:- Una conmoción muy fuerte. El Congreso Nacional y el Ejército me habían otorgado medallas por mi trabajo en Malvinas, y esta activista política, que paso del menemismo al kirchnerismo, salía a calumniarme... Pero lo mío tan solo es un coletazo de la desmalvinización que comenzó al día siguiente de la rendición del general Mario Benjamín Menéndez. Desde el fin de la guerra, hubo un proceso de desmalvinización que rige hasta el día de hoy.
P:-¿En qué consiste?
N.K.:- En ocultar la historia completa de la guerra de Malvinas. Los militares del Proceso intentaron tapar las miseria de la guerra, y lo sucesivos gobiernos civiles trataron de tapar sus grandezas , el heroísmo de nuestros combatientes. Como resultado de esto, el pueblo argentino no tiene ni la menor idea de lo que sucedió en la guerra. Hay una convergencia perversa de dos ocultamientos.
P:- ¿Que actitud tiene el presente gobierno frente al tema Malvinas?
N.K.:- El kirchnerismo no ha hecho otra cosa que intensificar el proceso de desmalvinización. Esto consiste no solo en confundir la guerra de Malvinas con el Proceso militar en sí (aunque, en realidad, Malvinas es el anti-Proceso) sino que además incorpora elementos nuevos, como tratar de demostrar que en Malvinas había un plan sistemático de exterminio de conscriptos, una tesis absurda, promovida por un grupo pequeño de personas que buscan declararse víctimas de la dictadura y así cobrar los mismos subsidios que recibieron los familiares de los desaparecidos, los exiliados y los guerrilleros. Lo que hace este gobierno es exacerbar aún más la leyenda negra y falsa sobre Malvinas, generalizando situaciones puntales, fenómenos aislados, como lo fueron los estaqueos. Hechos repugnantes, desde ya, pero que fueron excepciones. Incluso la Justicia ha dictaminado no hace mucho que no hubo crímenes de lesa humanidad en Malvinas.
P:- ¿Porqué Malvinas es el anti-Proceso?
N.K.:- La guerra de Malvinas solo coincidió con el gobierno del Proceso en su cronología. Los generales no querían ir a la guerra, querían hacer solo un amague. Pero como se transformó en una causa nacional, con la población volcándose entera a las plazas del país, enfervorizada de patriotismo por haberse recuperado un territorio nacional largamente usurpado, los generales ya no pudieron dar marcha atrás. Ellos querían hacer un “toco y me voy”. Pero el pueblo argentino plebiscitó la guerra y eso se puede demostrar viendo los videos de cuando Galtieri sale al balcón: cada vez que decía “yo, presidente de los argentinos” era silbado, pero cuando decía “les daremos batalla” era ovacionado. A tal punto los generales no querían ir a la guerra, que no mandaron las dotaciones completas a las islas, por eso hubo tantas falencias allí. Me consta que cuando Galtieri se entera de la posición que Estados Unidos había tomado en el conflicto, propone sacar inmediatamente las tropas de las islas, pero su ministro de Defensa Frugoli le dice: "Si sacamos las tropas ahora, la gente nos cuelga en la Plaza de Mayo".
P:- ¿Qué cambió en la sociedad argentina para que de ese plebiscito se llegara a este actual ninguneo o desprecio o despreocupación por los ex combatientes?
N.K:- La Argentina está enferma de exitismo, un exitismo obsceno. Adoramos si nos va bien al que nos lleva a la victoria, y si nos va mal, lo devoramos. Cuando Bilardo va al Mundial de México era odiado, pero cuando vuelve con la copa le despliegan un cartel gigante en Ezeiza que dice “perdón Bilardo”. Hay que convenir también en que la forma absurda y torpe con que el gobierno del Proceso le mentía a la gente durante la guerra coadyuvo a la desmalvinización, ya que el pueblo se sintió engañado. Estábamos por entrar en Londres y de repente nos rendimos. Encima, desde el poder y los medios se empezó a bombardear a la población con el mensaje de que todo se hizo mal, cuando en realidad tuvimos muchos héroes que asombraron al mundo con su coraje. Recordemos además que los combatientes fueron traídos de vuelta entre gallos y medianoche, vergonzantemente, por el gobierno militar, llevados a su casa con la prohibición de hablar con la prensa. A todo esto se sumó el odio personal que Alfonsín le tenía a Galtieri, por lo que impulsó aun más la campaña de desmalvinización, que incluyó la falta de apoyo médico y psiquiátrico para los combatientes, la falta de una pensión o de un trabajo, llevando así a muchos a la desesperación y al suicidio..
P:- ¿El gobierno actual continúa la campaña de Alfonsín?
N.K.:- Así es, sigue martillando que la guerra de Malvinas fue una locura de un general borracho, en vez de decir la verdad: que nuestros combatientes fueron a defender a la patria. ¿Quiénes son entonces los responsables de todos los suicidios de combatientes ocurridos después de la guerra? Aquellos que dicen que fue una aventura absurda, repitiendo así la tesis de la propaganda de Margaret Thatcher, quebrándole el espinazo de la autoestima a nuestros veteranos.
P:- Pero el gobierno ha hecho muchas declaraciones en favor de la soberanía sobre las islas Malvinas...
N.K.:- Son palabras huecas, no hay nada real. Ninguna alharaca diplomática es creíble, si el país está de rodillas y carece de fuerzas armadas, tal como es la situación que tenemos ahora. Es absurdo pensar que Inglaterra se va a preocupar en este contexto. La prueba está en que ha esperado que la Argentina tenga un gobierno antipatriótico y que nuestras fuerzas armadas fueran totalmente inexistentes para ir a buscar petróleo a las Malvinas; esperaron casi 30 años para hacerlo. Aclaremos que las fuerzas armadas, en realidad, son para NO ir a la guerra. Los antiguos romanos lo decían: si quieres la paz, prepárate para la guerra. Si tienes un ejército fuerte, con poder disuasorio, no vas a tener a los demás en las fronteras, como lo que es lo que está pasado.
P:- ¿Cómo era la maquinaria de propaganda del gobierno del Proceso durante la cobertura de Malvinas? Ese aparato que difundía el espíritu triunfalista del “vamos ganando”...
N.K.:- Estando en Malvinas, yo ignoraba lo que pasaba en los medios del continente, no era la época de los satélites. No teníamos retorno de lo que se publicaba. Yo enviaba el material, me decían “bien recibido” y recién cuando vuelvo de las islas me entero que el 90 por ciento de lo que yo había enviado no había salido al aire y que todo eso había sido destruido. Clara prueba de que mi trabajo no era funcional a la propaganda triunfalista. Una vez incluso me dieron la orden de no filmar más soldados conscriptos, porque decían “no hay que mostrarlos bisoños”, y por supuesto me negué a cumplir esa orden, porque me parecía atroz desde el punto de vista de ética periodística, y además porque también los soldados se ponían muy contentos de que los filmáramos. Tenían la esperanza de que los vieran sus seres queridos. Ese fue evidentemente también uno de los motivos por el cual mi material fue destruido.
P:- ¿Cuándo se entera que lo que aparecía en los medios del continente no era la verdad?
N.K.:- Me entero al arribo de uno de los aviones Hércules, que, como era habitual, no apagó los motores para descargar pertrechos del continente y llevarse los heridos. Yo encuentro en el suelo del avión una hoja del diario La Nación con la tapa de la revista “Gente” que decía “Hundimos la flota”. Ahí me dije que algo muy errado estaba pasando.
P:- ¿Podría emparentarse el uso que hacían los militares de los medios con lo que hace este gobierno, por ejemplo con el programa 678?
N.K.:- En mi caso no, para nada. Nunca hice propaganda del gobierno o de sus acciones, nunca ataqué ni descalifiqué a periodistas y opositores.
P:- Pero estaba sometido a la censura militar...
N.K.:- Es cierto. Como todo corresponsal de guerra. Los periodistas de la BBC de Londres también fueron sometidos a censura. Por ejemplo, cuando se rinde Menéndez y los periodistas que acompañaban al contingente británico llegan a Puerto Argentino, se asombran mucho porque descubren que la pista del aeropuerto está en funcionamiento, cuando durante toda la guerra el gobierno británico les había dicho que esta había sido destruida el 1 de mayo.
P:- Aquí se comparó una marcha multitudinaria en reclamo de la aprobación de la Ley de Medios con el respaldo de la sociedad cuando Galtieri salió al balcón. El escritor Rodolfo Fogwill, quien cubrió la marcha, decía que vio “pasar los grupos de unos cincuenta a doscientos manifestantes y todo me recordaba al abril de 1982 y a las primeras manifestaciones de apoyo a Galtieri y su aventura de Malvinas”. ¿Usted que opina?
N.K.:- De 50 a 200 manifestantes, es nada. A favor de la guerra de Malvinas, que es bochornoso y mentiroso calificar de "aventura", se reunían por centenares de miles. Además, se anotaron 200 mil civiles como voluntarios para ir a combatir a las islas, dato que se ha olvidado por completo. No hay punto de comparación. Esos 200 mil voluntarios civiles estaban dispuestos a dar la vida por las Malvinas. No creo que hoy haya una sola persona capaz de morir por el gobierno K.
P:- Que actividades está desarrollando en cuanto a Malvinas?
N.K.:- Junto al cantante santafesino Carlos Longoni, he sacado dos discos compactos con canciones dedicadas a hechos resonantes de la Gesta de Malvinas. También he publicado un nuevo libro sobre la guerra, con muchas fotos tomadas por mí durante el conflicto, titulado "La pasión según Malvinas".
Carlos Falcone

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